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25 abr 2018






                              Adónde van las cosas y los días. Este misterio de la vida que se hace vértice en instantes para desaparecer como un sueño, absurdas pesadillas. Adónde la metafísica de todas las palabras, los hechos, navegantes a la deriva; el sufrimiento que nos arrastra por los suelos y levanta su espuma, de nada.

               Adónde estas manos que sostienen la debilidad, el insomnio y buscan como si de un mar se tratase, entre las aguas, esa flor que no existe, flor de luz y agua, el azul de los amantes.

               Adónde todo aquello que no ya no existe y quejoso mi lamento es aire, una divagación, volumen. Sin embargo estás ahí, en el pensamiento de la mañana sin ser horizonte, una puerta donde entrar, el sueño blanco de alguien que da pasos ensimismados, hinópticos, sintiendo la furia del presente.

               Una mujer se desnuda en alguna parte y hay un silencio de bosques, la mutación de la mirada en luz, un universo que gira y absorbe toda la desesperación, las servidumbres, para dejarnos solos en la intimidad de dos, olores que se buscan en la dulce juntura de tu cuello, el pelo suelto, el pequeño mar intermedio de las miradas, nuestras manos buscándose o los labios, esa lenta caída donde anochece de pronto, en profundas, nocturnas corolas.





16 sept 2014









 El otoño trae de nuevo el pasado. La oración de mis pensamientos, mis palabras sin voz, leves figuras en el aire. Septiembre tiene la vaguedad del horizonte. Días más cortos en su luz y azules.

Cada mañana llega hasta mí la suave melancolía de tus manos. Ya no quisiera quererte. Pero tu recuerdo me alcanza, las leves punzadas al anochecer del aire más frío.

Siento pena por mí. Por olvidarte. En la orilla solo quedan los restos del naufragio.

Siento el cerco de los días. Esta lenta soledad... Tu ausencia, la luz detenida en las flores del acanto, en el delicado silencio del agua... Amor es la distancia, la suave alineación de los astros, la locura de vivir como si ya hubiéramos muerto, tenerte y no tenerte... la luna sobre el agua.

















6 ago 2014













La casa
 
ha huido
 
de
 
mí.
 

Habito
 
la vanidad
 
del
 
desnudo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 


11 jul 2014








    Hay una música en los huesos que se rompen. Una 

música que es dolor. Una oleada de mar invisible anegando 

tu vida, sosteniendo apenas sus débiles brazos, su 

mirada. Pensando, que todo pasará, que encontrará esa 

felicidad común de todos los niños. Coges sus manos, 

acaricias sus cabellos, besas sus mejillas, la 

abrazas...Apartas a manotazos la tristeza, la dejas atrás, en 

sus sueños, en el llanto de las habitaciones vacías.

¿Cómo se hace convertir el tú en ella, el dolor en belleza?

Levantarse cada mañana y renovar la esperanza. Llegar 

allí, a sus pies, con la rosa fresca del día, ¿cómo?

         Escucho la lentitud del tiempo ahogándose en tus 

ojos, gritando cabellos blancos en tus sienes. Es tuyo el 

fruto de tu vientre, y allí mueres. No hay preguntas, ni 

condiciones, ni medias palabras. Tú eres sus pensamientos 

y ella en ti vive. Delicada flor en el agua de tus besos.








5 jun 2014

6 may 2014












                   Silencio. Escucho el silencio. Esta lluvia finísima que cae sobre mi corazón. La primavera ya deshizo las nieves. Corre el agua por sus cauces. Mi pensamiento es raíz, oculto bajo la tierra. Y abril ya ha ocurrido como si fuera innecesario.

     Quizás, una vida sea suficiente, y debiera cumplirse el amor... Pero todo son palabras. Una lenta navegación a la deriva. Oscuridad y llanto. Una letanía inacabada, incumplida. Paraísos entrevistos, paisajes tan frágiles como una sílaba. El instante y su púrpura semejante a un ocaso.
     Quizás, debiera decir verdad, locura, para nombrar lo intangible, para decir la sospecha de alguna metáfora.
           Quizás, nos contiene más la ausencia, el abandono... La ardua conquista del sentido para decir yo como si esto significase.
           Silencio. Escucho el silencio. Este ramaje oscuro de la noche y no sé con quien hablo ni para qué. Y sólo espero que ocurra la mañana, de nuevo el día, ese gigante, y en su luz pueda regresar a las cosas.
                  
              
                     



2 abr 2014





                                 
                           Hay alguna física en el amor haciendo que los cuerpos se
 atraigan. Led Zeppelin suena en la caja oscura del pub. Afuera llueve
 y hace frío. Estamos aquí por no sé qué conjunción de soledades, la 
curiosidad, esta desidia del tiempo que nos hace ir de un lugar a otro... Las palabras se han quedado quietas. Estamos cerca. Puedo oler tu pelo, el dulce jabón que habrá recorrido tu cuerpo horas antes. El yo establece conjeturas indelebles, divagaciones, dudas sobre el cómo llegar a tí, a tus labios. Nuestras bocas son torpes, tropiezan los dientes, pero hay un olvido, un silencioso olvido de toda la carga del vivir en ese instante. Se olvidan los miedos, las dudas..., y seguimos besándonos. Acaricio tus pechos. Y las manos se buscan y los cuerpos... La música hace rato que ya no nos importa. Hay una barrera tras la piel, un código del que sabemos los números secretos. Están en nuestras manos, desnudos. Están en la mirada. En la tarde que acaba cuando salimos a la calle abrazados a respirar un aire distinto. A comprobar que somos verídicos, que podemos continuar y volver a vernos con el mismo titubeo que el aire o la lluvia que se agita entre las ramas de la acacia. Llueve. Tenemos miedo. Equivocarnos puede ser un paso atrás. Devolver los números secretos y dejar que desaparezcan como la lluvia por los sumideros de la tarde. Hay una hipérbole del amor que obliga a esperar, siempre.   

26 feb 2014














                                         Historias mínimas:

Mi yo,

la nieve.

Pronto

serán olvido.

















2 dic 2013



"..estas son palabras privadas que te dirijo en público." T.S.Eliot.



Para Carmen.

A todos aquellos que saben de la pérdida.








 Pienso

la desnudez

de

tu

pena.


Escucho,

algún país perdido,

en el murmullo 

de

tus

labios.






                                                

19 jun 2011

Días distintos













.














Cada año hacia el final del invierno
florece la mimosa en el jardín.
Tu habitación, sigue estando vacía. 








Alza ,
como los árboles,
su copa
la locura.








Se rompían
azules
tus venas;
los días.







¿Qué esperabas 
que
fuera
la
vida?



La muerte 
en la mañana
tiñe
violeta
las rosas. 





Tús lágrimas
secas.
Tu mirada,
espanto
de los días. 



  
Este 
invierno
repentino:
la tristeza.



 
El amor
es
concreto.
Sin ti,
como la muerte,
nada.



Frente
al
mar.
Ningún deseo.
Nada. 





Vivo
en
la
misericordia
de
los
días. 





Déjala que se vaya.
Déjala.
Suelta
tu pena.





Duerme, duerme el espanto.
Acuna la muerte;
la rosa de la misericordia, 
del olvido.


"Todo ha ocurrido a velocidad de vértigo. Pero este carro que es el tiempo no se mueve. Hay interioridades, una compleja maquinaria de reloj que no engarza, que no suena y siempre es la misma hora, el mismo día. Veo tu sonrisa, tu dilapidada sonrisa, como diciendo que no, que no te has ido. Veo tus manos, tus delicadas manos, tu pequeña muerte sombreada en las uñas y sé que tu tacto está en cada página que escribo, en cada natural pensamiento que se hace flor, primavera o luz en los más altos designios de la mañana. Toco sombras con la yema de los dedos. Y hay días de pronto ante mí, que son tuyos. Y tú sonríes. Estás agazapada en todos los rincones como si no quisieras irte. Pero ya va siendo hora. La despedida es larga, intensa, poblada de sinsabores, de lágrimas, de tristeza. Pesa tu vida más que la mía."





Frente al mar
tu silencio,
tus tímidas huellas en la arena;
el estupor,
la belleza.
Todo el tiempo
sobre tus manos,
dormido.





      "Carmen que nunca imaginó todo esto, se ahovilla, se retuerce y espera, como si se un mar se tratase, que pase la tormenta.
Quién nos iba a decir  que el final de todo amor era esto. Este pobre barco astillado, roto, sin causa alguna. Porque la vida nos ha traído hasta aquí estrellándonos con furia, para nada."



¿Qué hacemos
y
yo,
anclados
en
este
amor,
a
la
deriva?






Cierra los ojos,
olvida las palabras innecesarias,
los objetos.
Todo aquello que alguna vez existió.
Y escucha el tiempo
que asciende
lentísimo
como un árbol
y extiende sus ramas,
esta belleza del día:
sus silenciosas flores blancas.
          Hoy hemos tenido un día entero. No han ocurrido grandes-pequeñas cosas. Tu hermano come con apetito y sestea, se muestra siempre discreto, oportuno para dejarse querer y no añadir problemas. Asciende una suave calima por el valle. Sobre el mar reposan algunas barcas. Han desaparecido del horizonte los veleros. Hay calma chicha y olor a cocinas. Se escucha al fondo el mar, el romper de las olas. Reúno a los niños, los siento a mi lado, leyéndoles al azar páginas del Quijote. Y se ríen y sueñan, aunque sólo sea esta larga media hora de belleza, de humanidad entera, de paz, como un regalo que nos llega del mar, de las profundidades de no sé qué dios, qué abismo.




Qué Asia, qué país, qué belleza...
Para ti,
en el centro de la rosa,
- hermosísima y solitaria rosa-,
esta incertidumbre de los días,
su delirio.
Cuando ya la muerte,
roja/rosa/sombra,
te persigue
buscándote
por los caminos de la sangre,
y la vida es equívoca:
tu corazón amarillo,
tu silencio...
         ...más allá de la muerte, amor, habrá un instante;
                  páginas en blanco, otros mares...